Los pueblos blancos del sur de España, con sus grupos de casitas cuadradas situadas en la cima de montes repletos de olivos, reciben ese nombre por la cal con la que se pintan sus fachadas para mantener fresco el interior.
Pasear por sus estrechos callejones es como viajar al pasado, a la época en la que esta zona formaba parte del territorio musulmán medieval conocido como Al-Ándalus. Muchos de sus nombres tienen origen árabe, como Alcalá, que significa «castillo».
Otra pista del pasado la encontramos en el típico sufijo «de la Frontera», que nos remonta a la época en la que España se dividía en territorios cristianos y musulmanes.
Fuente: http://www.canon.es/cameras/eos-5d-mark-iv/professional-photographers/wider-image/marcelo-del-pozo/